
La Residencia KI es una intervención integral sobre una vivienda de los años 80 que, tras una transformación estructural y conceptual, se convierte en un espacio abierto, contemporáneo y conectado con la naturaleza. El proyecto propone una nueva manera de habitar el hogar, donde la luz, la proporción y la materia generan una atmósfera serena y sofisticada.
El estudio reorganiza los usos de la vivienda, reubicando las zonas comunes en la planta baja para favorecer la relación directa con el jardín y la piscina. El punto de encuentro entre los dos niveles lo marca una escalera helicoidal blanca, que se alza como un gesto escultórico central y define el nuevo eje vertical del proyecto.
La intervención va más allá del interiorismo y actúa también sobre la arquitectura: la fachada original se simplifica y unifica con un revestimiento blanco que aligera los volúmenes existentes. Los revestimientos en piedra clara, los techos y suelos en roble oscuro, las carpinterías en bronce y los textiles en fibras naturales definen una paleta armónica y atemporal.
La piedra tiene gran protagonismo en puntos clave de la vivienda como encimeras, suelos, chimeneas o el gran muro del porche. Este material, de fuerte presencia estética, aporta profundidad y continuidad en la lectura del conjunto.
Ubicada en un espacio interior sin ventanas, la cocina se abre visualmente hacia el jardín mediante un sistema de puertas en madera y vidrio que conecta con el comedor. La gran isla central, concebida en Marmolatek como una pieza escultórica en cuarcita clara sobre base de piedra curva es el núcleo funcional y compositivo del espacio.
El mobiliario combina diseños icónicos con piezas realizadas a medida por Trenchs Studio, reforzando la coherencia visual del proyecto. Cada estancia se ha pensado para ser vivida con comodidad, pero también para dialogar con las obras de arte cuidadosamente ubicadas en el recorrido doméstico: pintura, escultura y grabado aportan una dimensión emocional que enriquece la experiencia del espacio.
La Residencia KI es una expresión clara del enfoque transversal de Ricard Trenchs, donde la arquitectura y el interiorismo se entienden como un único lenguaje. La transformación no es solo formal: es una declaración de cómo habitar puede ser también una forma de arte, y de cómo los materiales adecuados contribuyen a dar forma a ese relato.